Crítica: Into the Wild (* * * *)

Into the Wild: 9 (* * * *)

No me lo esperaba. Se que uno de mis mayores defectos es que soy muy materialista, y necesito de muchas cosas para valerme por mí mismo (no podría vivir sin móvil, internet o dinero suficiente para poder ir al cine...). Por lo que yo, jamás me he planteado (ni imaginado) el hecho de dejar mi mis grandes amistades, mi familia, mis pertenencias... para irme de aventura sin nada. Es algo, que sinceramente, me da miedo. Y sé que tengo que cambiar, pero solo tengo catorce años, y estoy seguro que eso es algo de la adolescencia. Partiendo de ese punto, de que yo no me podía identificar con el protagonista (también, y doy gracias, porque mis padres no se han pasado nunca por la cabeza la idea del divorcio), no me esperaba que esta peli me afectase tanto.

Aunque no le sintiese, yo sufría con Chris (alias, Alexander Supertramp). Dios mío... Pero como siempre, el análisis emocional lo dejo para el final de la crítica.

El guión y la dirección, son dignas de ese maestro que reconozco que hasta ahora no le tenía demasiada admiración (debido a que apenas he visto sus trabajos) llamado Sean Penn. Está estructurado tan sumamente bien, que a pesar de sus saltos en el tiempo que pueden desconcertar un poco, te enteras, ayudado por un correctísimo montaje. Todos los diálogos, tan llenos de sentimiento y sentido... son maravillosos. Además posee unos momentos magníficos como lo del oso, o el diálogo con la manzana.

Además, está diseñado para que cada actor tenga un momento de lucimiento. Empezando por Emile Hirsh, que está increíble y soberbio. Capta la esencia perfecta. Pero esta peli no sería nada sin ese pedazo de cásting que han metido. Catherine Keener, en un papel clave, lleno de sentimiento, y ella le desborda. No entiendo como en los Oscar nominaron a Ruby Dee y a ella, que posee más fuerza dramática no. Hal Hoolbrook, se come literalmente la escena, aunque no entiendo como alguien pudo imaginar a decir que estaba de Oscar por un papel tan sumamente corto, y en el que solo se luce dos minutos. Los dos padres, Marcia Gay Harden y William Hurt, buenos, muy buenos. Y ¡sorpresa! Vince Vaughn está en su primer papel decente desde hace años. Y las dos chicas jóvenes, Kristen Stewart y Jena Malone, esta última narrando la historia, son maravillosas.

Los paisajes, perfectos y grandilocuentes. La fotografía muy buena, aunque en momentos es mareante. Y la música... dios mío. ¿Cómo estaba nominado esa, solo amable, cancioncilla de Encantada llamada "Happy Working Song" y no lo estaba "Guaranteed"?

Pero como dije al principio, es una película con tal carga dramática que yo en los últimos cinco minutos sufría igual que el protagonista. He pasado un rato maravilloso, y aún sigo asustado por lo que la naturaleza es capaz de hacerte. Sin duda un peliculón de los pies a la cabeza, que merecía mucha mejor suerte que Michael Clayton, y que a mí me ha gustado más que There will be blood y No country for old men. Habría sido una justa ganadora en mejor película. Pues esta no defiende la violencia por la violencia, como No country. Esta va más allá. Muestra todo lo contrario. La esperanza de vivir. La esperanza de alcanzar la libertad, de encontrar tu sitio y de hacer lo que realmente quieres hacer en la vida. En mi opinión, eso es algo mucho mejor que un psicópata matando a gente por un puñado de dinero.

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Lo mejor: El mensaje de esperanza que manda y el fantástico cásting.

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Lo peor: una duración un poco larga, aunque se hace más llevadera que las de No country for old men o There will be blood.
"La felicidad sólo es real cuando la compartimos", Chris McCandless (Emile Hirsch)

martes, 25 de marzo de 2008